Algunas patologías oculares frecuentes pueden pasar inadvertidas y si no se tratan a tiempo, pueden degenerar en problemas serios como la pérdida de agudeza visual.
La prevención con un seguimiento profesional es muy importante ya desde edades muy tempranas. Unos exámenes regulares de los ojos permiten al oftalmólogo, no solo detectar posibles problemas, sino también poner tratarlos.
Dentro de las patologías oculares y trastornos con mayor incidencia en la población, encontramos en primer lugar los errores de refracción: miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbicia o vista cansada, como las principales. Por otro lado, entre las patologías más comunes, están las que afectan a la retina y al cristalino.
Los errores de refracción más frecuentes:
Miopía:
Las personas que padecen miopía no pueden enfocar los objetos lejanos, pero sí los objetos que tienen cerca. Suele ser un trastorno que aparece en la infancia y a medida que la persona crece, va aumentando su grado, pero no dejan de enfocarse correctamente los objetos cercanos. Se corrige con el uso de gafas o lentes con graduación. También con cirugía en la edad adulta.
Hipermetropía:
Este tipo de error de refracción tiene un efecto contrario a la miopía: se pueden ver los objetos lejanos de forma nítida, pero hay que forzar la musculatura ocular para poder enfocar los objetos cercanos. Con la edad, se pueden ver los objetos lejanos borrosos también. Se corrige con el uso de gafas o lentes con graduación. También con cirugía en la edad adulta.
Astigmatismo:
En este caso, la persona que lo padece ve borrosos los objetos a cualquier distancia que estén. Se corrige con el uso de gafas o lentes con graduación y cirugía en los adultos.
Presbicia:
También llamada vista cansada. Con la edad los músculos del cuerpo ciliar pierden tono y el ojo no puede enfocar bien los objetos que tiene cerca. Suele empezar a aparecer a partir de los 40 años a la mayoría de personas. Se corrige con el uso de gafas o lentes graduadas.
Las patologías oculares más frecuentes:
Cataratas:
Debido al envejecimiento, bien por herencia genética o enfermedades como la diabetes, el cristalino pierde transparencia y no permite el paso de las imágenes correctamente. Se trata con cirugía. Si no se trata, puede dar lugar a pérdida de agudeza visual.
Degeneración macular asociada a la edad:
La mácula es la zona central de la retina. Por un proceso degenerativo de la mácula a causa de la edad, la persona se ve afectada por una disminución grave de la visión. Suele afectar a personas a partir de los 70 años. Algunos casos pueden ser tratados con fármacos antiangiogénicos.
Glaucoma:
En este caso, se trata de una patología crónica neurodegenerativa del nervio óptico y la causa el aumento de presión intraocular. Deriva en una pérdida de campo visual que puede ser grave. No tiene edad de afección principal, aunque a partir de los 40 años hay más posibilidades de padecerla. Se pueden contrarrestar sus efectos con medicamentos o cirugía.
Desprendimiento de retina:
En esta patología ocular, la retina se separa de la parte posterior del ojo y la persona ve luces parpadeantes o moscas en su campo de visión. En este caso se debe actuar con máxima urgencia, ya que si se pierde tiempo en su tratamiento, hay riesgo de pérdida de la visión irreversible.
Retinopatía diabética:
Esta patología no avisa y va haciendo su proceso hasta que la persona empieza a tener pérdida de visión. En ese momento ya está muy avanzada y puede haber consecuencias irreversibles de pérdida de agudeza visual. En esta patología es primordial la prevención.
El seguimiento de la salud visual es más importante de lo que parece. Siguiendo unos chequeos periódicos, el oftalmólogo podrá aplicar tratamientos para prevenir cualquier problema posterior.
